Sin ti no soy yo

¿Tienes amigos? Sí, no sé si muchos o pocos, no quiero ni evaluar ni juzgar.

¿Los tienes cerca? A algunos de ellos no y evidentemente me gustaría tenerlos en mi día porque les necesito, ellos me complementan, me hacen ser quien soy.

¿Con quién te encuentras los lunes?, ¿quién es esa gente con la que compartes espacios? A lo largo de mi semana me cruzo con gente de diferentes condiciones, con todos ellos tengo algo en común, en ocasiones tenemos más cosas en común de lo que pensábamos en un inicio pero con otros no, con otros es una mera relación circunstancial en la que somos cordiales pero ahí queda todo. Y ¿sabes?, a ellos también les necesito porque son parte de mí y de mis martes.

Los miércoles me relaciono con gente a la que respeto y me gusta. Algunos de ellos despiertan sentimientos especiales en mí, y no me refiero en un aspecto romántico, sino a sentimientos de cariño, de querer protegerles y ayudarles, de querer compartir más con ellos, incluso por algunos de ellos he sentido, y siento admiración. ¿Recuerdas lo que se siente cuando admiras a alguien?, que intenso, ¿verdad?

Claro que también forman parte de mis jueves aquellos que me provocan desconfianza y malestar, ¡ooooohhh sí!, créeme que los hay, pero son parte del todo, ellos hacen que aún me gusten más los que me sonríen y me preguntan como estoy los viernes.

Es un triste error pensar que una sola persona pueda satisfacer todas nuestras necesidades, somos tan ricos y versátiles que no debemos permitirnos ser cómodos, si lo que te rodea no te satisface, abre el círculo, cambia el Pub de los sábados.

Seguro que hay numerosos estudios en los que leer sobre los enormes beneficios que disfrutan aquellas personas que viven en un entorno de colaboración o en núcleos familiares/sociales en los que priman la lealtad, el respeto, la admiración, la protección y el sentimiento de unidad. Empezando a repetirme, te diré que los miembros de este tipo de comunidades padecen un menor número de enfermedades asociadas al aparato gastrointestinal o a dolencias cardiovasculares. Y la ansiedad, la depresión y el estrés se representan con otras cifras muy distintas a las tristemente habituales hoy.

Sin duda merece la pena invertir tiempo y esfuerzo en reflexionar sobre con quién y cómo estamos compartiendo nuestros días, esa es nuestra vida y esa será. ¿Por qué tanto empeño en buscar e intentar conservar a un compañero/a de vida si por si solo no va poder suplir todo aquello que necesitamos llegar a ser?, ¿por qué no invertir nuestros esfuerzos en confeccionar esa red social que nos sostendrá y acompañará en nuestro crecimiento sin límites?

¿A quién invitarías a la comida de los domingos?

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